El paisaje decorativo imaginado por el ecléctico Karim Rashid es una inmersión en la iconografía posmoderna, en la que una espiritualidad totalmente digital toma el relevo de la espiritualidad clásica de la religión. Surge un lenguaje compuesto por símbolos digitalizados, deformados e hipertextualizados que, sin embargo, se injertan en el mundo arquitectónico, contaminándolo y actualizándolo.